Hacia la descomposición del sistema cortesano. Una investigación en curso

Por Carlos Remartínez Martínez (UAM)

Este seminario, dirigido por los profesores José Martínez Millán (IULCE-UAM), Filipa Mª Valido-Viegas de Paula-Soares (Camões, Instituto da Cooperação e da Língua, IP/ IULCE-UAM), Isabel Drumond Braga (Universidade de Lisboa) y Félix Labrador Arroyo (URJC-IULCE), se engloba dentro del Programa de investigación La herencia de los Reales Sitios: Madrid, de corte a capital (Historia, Patrimonio y Turismo). Un reconocido planteamiento de investigación donde no sólo se estudia la arquitectura de las Casas Reales desde una perspectiva estética y turística, sino que plantea el estudio de la Corte como la expresión del rey, es decir, la forma de organización política. Un sistema cortesano que predomina durante toda la época moderna hasta que entra en declive a lo largo del siglo XVIII, y cae finalmente con la creación de los Estados liberales del s. XIX. Dentro de este sistema, los Reales Sitios no deben verse tan sólo como lugares frívolos, o de diversión de la Corte, sino como parte de aquella organización política, además de ser espacios de un gran valor económico, artístico, biológico, paisajístico, urbanístico… así como centros de innovación tecnológica anteriores a las universidades contemporáneas.

En la última sesión de dicho Seminario, se expusieron los primeros resultados de uno de los equipos del programa de investigación, un trabajo realizado por un equipo de jóvenes doctores y doctorandos, dirigidos por el profesor José Martínez Millán. Con su estudio han analizado la evolución de las casas reales a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX, adentrándose en la descomposición del sistema cortesano, concretamente desde la reforma de la Casa Real de 1761, la cual no sólo suprime la Casa de la reina e impone una única Casa Real, sino que lleva a cabo una revisión de la administración de la misma. Una revisión del sistema cortesano que alcanza el reinado de Fernando VII y la Constitución de Cádiz.

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El Profesor José Martínez Millán en la presentación de los jóvenes investigadores del grupo Corte y Articulación del Territorio. De izquierda a derecha, Natalia González Heras, David Quiles Albero, Juan Jiménez Castillo, Miriam Rodríguez Contreras, Miguel Conde Pazos y Marían Onsube Plaza.

Por orden de exposición, Juan Jiménez Castillo fue el primero en presentar su tema de investigación: la Casa de Fernando VI, concretamente la Real Cámara y la reforma de 1749. A través del estudio de la sección administrativa general y la sección reinado dentro del Archivo General de Palacio, el doctorando demuestra como el Marqués de la Ensenada ya observaba el exceso de individuos supernumerarios, desórdenes y abusos a los que había que dar un orden. Asimismo, se buscaba aumentar el control sobre las élites, por ello, la reforma que llevó a cabo en 1749 no respondía únicamente a un intento de reducir el gasto de Casa, sino que proyectaba un control del poder y de los servidores que rodeaban al monarca. Con esta reestructuración mediante la reforma, se establecía un número fijo de criados y un sueldo determinado para la servidumbre, impidiendo cualquier gasto extraordinario, a la vez que rehusaban a muchos servidores de la Casa de Felipe V.

Por su parte, Natalia González Heras centra su investigación en la Real Cámara de Carlos III. Un estudio sistemático de las nóminas de los criados de dicha cámara ha permitido observar la evolución en el número de quienes la componían. Los servidores de este departamento de la Casa tenían encomendadas las labores relacionadas con el cuidado del rey, motivo por el cual tenían un contacto directo con su cuerpo y persona. Este hecho los dotaba de una proximidad personal que superaba al resto de servidores. Tras la supresión de la Casa de la reina, parte del antiguo personal fue reubicado dentro de la Casa Real. Sin embargo, por la proximidad a la figura del rey, los servidores debían tener su mismo sexo. Por razones de decencia, los oficios desempeñados por mujeres en la casa de la reina no pasaron a formar parte de la cámara del rey. Por tanto, las primeras investigaciones muestran como hubo una reducción del personal de la Real Cámara debido al objetivo de reducir gastos, lo que, sin embargo, contribuyó al debilitamiento de uno de los pilares de la Monarquía.

La siguiente intervención puso el foco en el estudio de las Reales Caballerizas de Carlos III, objeto de estudio de David Quiles Albero. La documentación trabajada ofrece una información detallada sobre los individuos que la formaban, los cuales se dividían, a grandes rasgos, entre gente de planta, gente de librea y miembros de fuera de planta. Asimismo, este enfoque expone cómo la reforma de la Real Caballeriza comenzó con la Casa de Caballeros Pajes, cuando el rey asignó al caballerizo mayor la labor de aumentar el número de pajes a semejanza del modelo napolitano. Cierto es que en los últimos años del reinado de Carlos III hubo una serie de reformas para reducir el gasto, sin embargo, el problema del elevado gasto de la Real Caballeriza no se solucionó con estas reformas. Algo semejante ocurre en la Cámara de Carlos IV, objeto de investigación de Miriam Rodríguez Contreras, donde se observa la reducción del número de oficios y sueldos para poder disminuir el gasto. No obstante, ante la reducción del personal y la fijación de un único sueldo, se refleja cómo los salarios aumentaron y se mejoraron los alojamientos de oficios que acompañaban a la figura del rey, lo cual contradecía la idea de reducir el gasto de la cámara.

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Retratos de los monarcas españoles entre 1746 y 1833.

Todavía cabe señalar la intervención de María Onsurbe Plaza con su exposición sobre la Capilla Real en los primeros años del reinado Fernando VII. A través del estudio de la documentación en el Archivo Real de Palacio se evidencia la supresión de puestos innecesarios para el monarca. Del mismo modo, otro de los puntos fundamentales de los primeros años del reinado de Fernando VII en relación con la capilla, serán los informes de conducta de todos aquellos servidores de la Casa Real que continuaron al servicio de José I, a partir de los cuales se construye la futura capilla de Fernando VII. Toda esta situación demuestra unos años caóticos, en lo que se intenta dar respuesta en un período corto.

Por último, cabe destacar la investigación de Miguel Conde Pazos sobre la reformulación de una práctica asentada: las amas de leche de la Corte. En su intervención se explica cómo existía una tratadística sobre las amas de leche desde el Antiguo Egipto y la Antigua Roma, donde se establecía los factores que determinaban la calidad de la leche y la moralidad de las mujeres. Muchos de estos tratados tuvieron su influencia en el Renacimiento y en época barroca, siendo un ejemplo de ello la obra El tractatus primus de Regimene infantes de Pedro Peramato (1576). Las amas de leche tenían una cámara dentro de la casa, con un sueldo establecido y unos procesos de selección bien documentados. Una práctica asentada que establecía unas bases reguladas hasta el siglo XX.

A modo de conclusión, hay que tener en cuenta que los estudios expuestos son investigaciones que todavía no han concluido, y que conoceremos con mayor detalle en futuras publicaciones.